Sólo se me ocurre una manera de definir este documental: visionado obligatorio, y como decía aquel anuncio de Coca Cola (para los gordos, para los flacos; para los altos, para los bajos; y que terminaba con para nosotros, para todos), es recomendable para todo el mundo, para todo tipo de personas y de cualquier país.
Porque este documental (el programa Informe Robinson en general) desmonta la teoría de que la televisión en España es basura, hay televisión de calidad, sólo hay que buscarla y encontrarás.
Porque si la televisión tiene como fin principal el entretenimiento, este programa lo cumple con creces, pero si además de entretener, informa y emociona solo se puede aplaudir.
Barcelona 92 supuso para Barcelona, Cataluña y España un punto de inflexión en muchos factores, deportivo, económico, de dar paso a la modernidad, pero el más importante fue el sentimiento de ser mejores, de que lo sabíamos hacer mejor que nadie, de que nos podíamos sentir orgullosos de ser españoles, porque la mascota que todo el mundo criticaba fue nombrada la mas rentable de la historia de los Juegos Olímpicos, porque la construcción de los emplazamientos fue perfecta cuando todos creían que no las terminarían a tiempo, porque el acto inaugural fue emocionante, original y marcó precedentes para los juegos posteriores, porque se profesionalizó el deporte con el plan ADO, porque había un objetivo en la sociedad: Que dejaran de ver a España como lugar de vacaciones con toros y paella, estamos aquí, somos España y vamos a ganar.
Todo esto está explicado de forma emocionante y perfecta en el documental y a mí se me han saltado las lagrimas en muchos momentos y con los pelos de punta durante toda la visualización.
Porque Barcelona 92 fue mucho más que el Dream Team, Carl Lewis, Fermín Cacho o el gol de Kiko, Barcelona 92 fue una muestra de autosuperación, de unión para el bien común y la implantación de una semilla, tanto estructural y organizativa, como sobre todo mental, que no para de dar frutos.
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